Una de las preguntas más recurrentes en el pediatra o entre madres es
¿Cuando puedo bañar al bebé?
Con el post de hoy queremos explicaros algunos puntos importantes para que sepáis cuándo, cómo y por qué debéis respetar la piel del bebé.
El recién nacido experimenta un gran cambio al pasar de un medio líquido a un medio aéreo, por lo que la piel pasa por una fase de adaptación. Esto se traduce a una piel más sensible y propensa a cambiar.
En el momento del parto veréis como al recién nacido le recubre una sustancia muy grasa. Esta capa se llama vérnix caseoso y le ofrece protección durante el embarazo de:
- la humedad del líquido amniótico
- del agrietamiento
- las posibles rozaduras
- infecciones que le rodean.
Es su protección natural. Esta sustancia debería permanecer intacta los primeros días de vida del bebé y dejar que vaya desapareciendo de manera natural sin ser lavada.
También observaréis un vello muy fino y suave, llamado lanugo, que recubre el cuero cabelludo, mejillas, hombros y espalda. En algunas ocasiones es más abundante que en otras y desaparece en las primeras semanas de vida.
Dependiendo de la duración del embarazo la piel del bebé variará. Los prematuros suelen tener una piel más delgada y transparente que la de un bebé a término.
Pasados unos días, después del nacimiento, la piel del bebé comienza a escamarse, lo que es totalmente normal ¡no os preocupéis! Aunque se aplique crema hidratante veréis que sigue su proceso de descamación y desparece por sí solo.
La piel es el órgano más grande del cuerpo formado por tres capas:
– La epidermis: La capa más superficial (formada por (estrato córneo, granuloso y capa basal)
– La dermis: (contiene nervios por lo que es la que registra el calor, el dolor, el tacto)
– La hipodermis o grasa subcutánea: (tejido graso que le bebé desarrolla a partir del tercer trimestre del embarazo. Es aislante y protege de los golpes)
Es evidente, a simple vista, que la piel de un bebé es diferente a la de un adulto por eso, el bebé, necesita unos cuidados diferentes. Estas son las diferencias:
- La epidermis y el estrato córneo (capa más externa de la epidermis) son más finos, tiene menos pelo, con lo cual la barrera protectora es menos eficaz. Mayor propensión a infecciones bacterianas, heridas, irritaciones en la piel, mayor pérdida de agua, etc.
- Es más permeable y sensible a sustancias como la saliva, orina y heces.
- El Ph es neutro
- El peso de la piel del bebé es mayor que en un adulto (bebé 13%/adulto 3%). Así que si exponemos al bebé a un producto tóxico, el contacto será mayor por lo que se pueden producir, con mayor facilidad, alergias, irritación por contacto o problemas a largo plazo.
- Está en continúo desarrollo durante los primeros años de vida.
- Al carecer de manto ácido, que haga función de barrera, el agua, los jabones o limpiadores pueden afectarle haciéndolo más alcalino, alterando la flora de la piel y aumentando la pérdida de agua.
- Todos estos factores también influyen en la exposición del bebé a los rayos UV, pudiéndole provocar lesiones a corto y largo plazo.
Por todo esto, en el momento del nacimiento es recomendable no bañar al bebé con jabones para mantener el vérnix caseoso. Lo más adecuado es lavarle solamente con agua para limpiar la sangre que pueda quedar del momento del parto. Pero no os preocupéis porque esa parte la realizará la comadrona.
Posteriormente, el baño durante el primer mes de vida no es imprescindible, sólo con limpiar las zonas que están más expuestas a la suciedad, es suficiente. Es cierto que bañar al bebé es algo que hace mucha ilusión, pero conviene no tener prisa.
A partir del mes de edad, 48 horas después de la caída del cordón umbilical, ¡ya podréis bañar al bebé con total tranquilidad!
En la siguiente entrada os explicaremos cómo bañar al bebé, qué necesitaréis y si es necesario bañarlo todos los días.
Un pensamiento sobre “ ‘¿Cuando puedo bañar al bebé?’ ”