“No todas las sillas aportan la seguridad que esperamos de ellas”

¿A qué nos referimos con eso? El uso principal de un sistema de retención es para, en caso de accidente,  retener en 90 milisegundos un cuerpo a 40, 50 o 70 km/h y que sufra el mínimo daño posible. Es complicado y difícilmente se puede garantizar la seguridad al 100%.

Al fin y al cabo, el nombre técnico de las “sillas de seguridad” es: SISTEMAS DE RETENCIÓN INFANTIL (SRI) y que su primer objetivo (que no es poco), es evitar salir despedidos del coche a la misma velocidad que iba éste antes de un impacto o desaceleración brusca (frenazo), evitando males gravísimos a baja velocidad producidos por un impacto del ocupante con superficies duras.

Ningún elemento de seguridad pasiva de los habituales en el coche (airbag, estructura deformable, cinturones de seguridad, reposacabezas…) es seguro por sí sólo, ya que no existe el riesgo cero.  La eficacia de los elementos de seguridad pasiva (la que limita los daños en caso inevitable de accidente), entre los que encontramos los Sistemas de Retención Infantil,  dependerá de la dirección del impacto, las fuerzas que haya generado el cuerpo y las partes del mismo que las retenga. Lo único seguro 100% es evitar el accidente.

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INTRODUCCIÓN A LOS SISTEMAS DE RETENCIÓN INFANTIL

GRAVES PROBLEMAS EN EL ASESORAMIENTO DE LAS “SILLAS DE SEGURIDAD”: FALTA DE CONSCIENCIA, DESINFORMACIÓN, SESGO Y MALA LECHE

En las tiendas de puericultura y de artículos para bebés, cada día nos encontramos con situaciones del tipo: “Ah, ¿no todas las sillas son seguras? ¡Pero si están homologadas!” o “Quiero esta silla que he visto en el test del RACE, de la OCU o del RACC que la puntúan como la más segura” o “Quiero la silla más segura, ¿Cuál me aconsejas?Denotan dos faltas esenciales: consciencia y conocimiento.

Es normal para los padres ¡no suelen ser ingenieros-pediatras-fabricantes de sillas! Pero necesitan entender cuáles son los criterios objetivos para escoger un buen Sistema de Retención Infantil (SRI).  Este es (o debería ser) nuestro compromiso con los padres que confían en nuestro asesoramiento, surtir de criterio para la seguridad del bebé en el coche.family-932245_960_720

La realidad es cruel cuando nos dejamos aconsejar, puesto que solemos buscar a un conocido sin intereses comerciales particulares (que creemos que eso les legitima) para que nos informe.Con toda la buena intención, nos hablará de su experiencia sobre el uso de “sillas de seguridad”.

Cuando no han tenido accidentes se suele analizar que  el niño va cómodo, no se queja, duerme, parece buena, queda bien, es práctica. Suponemos que para este escenario, lo mejor es, directamente, no tener silla y así nos ahorramos el berreo de atar al bebé y unos eurillos que no vienen mal, mientras no nos pille la poli. Ya, vale, pero…

¿Y si tenemos un accidente? ¿Quién puede asesorarnos sobre ello?

Por suerte, pocos son los que han tenido la experiencia de un accidente (en este link encontrarás un accidente a 90 km/h que si no hubiese ido en una silla a contramarcha el resultado hubiese sido terrible). Pero, aun siendo así, tampoco tienen referencias comparativas para determinar si una silla es mejor que otra, ya que es difícil que la misma persona haya tenido dos accidentes iguales con sillas distintas.

Así pues, ¿de quién fiarnos?  De los profesionales de la seguridad y no de los de la venta. Es decir, la seguridad no es patrimonio de una marca, tienda o persona, sino un término subjetivo sobre el nivel de riesgo que asumimos cuando subimos a nuestro bebé en un coche a 40, 50 o 130 km/h. Entender los principios que determinan el riesgo y los que acercan al bebé/niño al mínimo daño son el patrón indispensable bajo el cual debemos juzgar un buen sistema de retención infantil.

Es normal que los padres estén desinformados como también lo es que la información que tenemos las tiendas, contenga el sesgo comercial de cada marca. Lo que me parece absolutamente inmoral es el conocimiento que tienen los fabricantes mediante sus departamentos de ingeniería e I+D y que por cuestiones de la demanda, sigan fabricando sillas que “parecen seguras” porque vende más que las sillas “seguras”. Hay algo en juego demasiado importante: “La seguridad de nuestros hijos”

LA SEGURIDAD DE UN BEBÉ EN UN COCHE

Hoy en día,  nos desplazamos con coche silla-seguridad-infantilmucho más a menudo que las generaciones anteriores (nuestros padre, abuelos, etc.). Los cambios en el ritmo de vida exigen, a veces, desplazamientos diarios con mucho más tránsito que antes, por lo que la probabilidad de tener accidentes es mayor que hace 30 años.

Un accidente es un escenario incierto en el que la determinación de la dirección de las fuerzas no son predecibles con certeza. Por ello, solemos utilizar la estadística y la probabilidad para cubrir el máximo riesgo, sea tanto en términos de frecuencia como de intensidad. Sin entrar en detalles, de momento,  sí diremos que el impacto frontal y fronto-lateral es el que más necesidad de protección requiere. Así pues, en el caso de este tipo de accidentes, los cuerpos mantienen por inercia la velocidad a la que iba el vehículo justo antes del impacto (simplificamos y obviamos elementos de disipación de energía).

El sistema de retención (SRI) evita que los bebés/niños salgan despedidos colisionando brutalmente contra alguna superficie dura que representaría una fatalidad. Esta es la principal vinculación de los SRI homologados por la normativa actual.

A partir de este punto, empiezan las diferencias que pueden ser:

  • Los sistemas de anclaje del SRI al coche
  • La capacidad de absorción de energía de los materiales que componen el SRI
  • El diseño y comportamiento de la misma silla en ciertas circunstancias
  • El tipo de sujeción del bebé/niño en el SRI (escudo o arnés)
  • No todas las sillas homologadas hasta los 18kg. permiten a niños de 4 años (de estatura media) viajar en ellas, puesto que en gran parte de la oferta de sillas que encontramos en el mercado,el niño simplemente,  ¡no cabe!
  • Pero sobretodo, el sentido a la marcha.

En este caso, hay un último aspecto que tenemos que tener en cuenta cuando hablamos de sistemas de seguridad infantil: un bebé/niño, tienen una anatomía muy distinta a un adulto. La cinética funciona igual para Dummy 2ambos, pero las consecuencias de ciertas fuerzas en la misma zona del cuerpo, no se traducen igual.

Un adulto y un bebé/niño tienen distinta capacidad de absolverlas. Simplificando, mientras que la cabeza de una persona adulta representa el 6% de su masa corporal la de un bebé menor de dos años es de un 20%. El famoso “latigazo cervical” tiene consecuencias mucho más graves para menores de 3-4 años y para evitarlo, sin lugar a dudas, siempre recomendamos ir A CONTRA MARCHA.

Por edad esto incluye Grupo 0, 0+ y 1 (hasta aprox. los 18 kg) como mínimo. Pasado este tiempo (aprox. los 4 años) , las tolerancias de un niño son mayores y les toca a los padres decidir el nivel de riesgo que quieren asumir.

Finalmente, es importante que probemos las sillas instaladas en el coche antes de comprarla y más, si es a contra marcha, puesto que asumiremos a priori los posibles problemas de espacio que puedan generar en el asiento delantero y los problemas de exceso de verticalidad que puedan presentar algunas sillas en combinación con algunos modelos de coche.

Como sabemos que toda esta información es delicada y, en ocasiones, muy técnica estad atentos porque seguiremos analizando todos los puntos en próximos artículos. Para estar informados no olvidéis seguirnos en facebook, instagram y twitter.

 

4 pensamientos sobre “ SILLAS DE SEGURIDAD INFANTIL: IGNORANCIA, CONFUSIÓN, ERRORES y MALA LECHE ”

  1. Hace un par de semana fue a pasar la revisión del coche a la ITV, y me quedé muerta cuando el inspector que me tocó comentaba que las silla de contramarcha que usaba no se podía utilizar para una niña de 4 años.
    Y eso que se supone que estos inspectores son especialistas en las seguridad del automóvil. Esto me demuestra que todavía hay mucha carencia de información a nivel general.

    Un saludito
    Pilar

  2. La recomendación y lo que dice la actual normativa es que hay que llevarlos siempre que sea posible a contramarcha hasta los 4 años. Si que es cierto que en muchos modelos podemos prolongar ese uso, pero todo depende de la silla y de como va creciendo nuestro hijo.

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