Vamos a imaginar una escena: Una preciosa habitación infantil repleta de juguetes de colores brillantes, y en el centro, un bebé adorable jugando con una divertidísima…pinza de tender la ropa.

¿Realidad o ficción? La más pura de las verdades.

Nos gastamos cantidades ingentes de dinero en juguetes que hacen las mil maravillas, en lo que aprietas un botón y el muñequito canta, salta, baila y te enseña inglés. ¿Y todo para qué? Para que nuestro hijo acabe jugando con la caja.

Pero, ¿para qué van a querer un juguete que lo hace todo por ellos? ¿Dónde esta la gracia? Los niños son la fuente de imaginación más grande del mundo, y muchos de los juguetes que encontramos hoy día en las tiendas no potencian este don, sino todo lo contrario. Y la imaginación es básica para un correcto desarrollo del niño y la base de toda su creatividad. Cómo decía Albert Einstein: “La imaginación es más poderosa que el conocimiento“.

Si invertimos tantos esfuerzos en dar la mejor educación a nuestros hijos, ¿por qué no hacemos lo mismo con su imaginación?

Si queréis ayudar a vuestro bebé a sacar partido a toda su imaginación, tenéis que ofrecerle los juguetes más sencillos posible, materiales con los que él pueda explotar todo su ingenio y crear él mismo mundos, historias, situaciones y juegos. Os proponemos algunas ideas que siempre dan buen resultado:

La panera de los tesoros

Un clásico que seguro que proporcionará a vuestros pequeños horas y horas de diversión. Es adecuado para bebés que ya se sienten solitos. ¿Cómo funciona? Súper fácil: simplemente sentamos a nuestro bebé en el suelo y le ponemos delante la panera de los tesoros. ¡Y ya está! Él se encargará de todo lo demás. Además de ser muy efectiva, la podéis preparar vosotros mismos en diez minutos. Coged una panera, un cesto, o un recipiente similar, y llenadlo con objetos cotidianos que se puedan encontrar en casa: una cuchara de metal, otra de madera, un ovillo de lana, un colador, una esponja de red, cascabeles atados a una cuerda, un cepillo, rulos para el pelo… cualquier objeto servirá. Lo importante es ofrecer diferentes texturas, medidas, pesos, colores, etc. ¡Muy importante! tenemos que vigilar que no haya piezas pequeñas que puedan soltarse con las que el niño se puede atragantar, recordar que la seguridad es lo más importante.

¡Cuántos Cuentos!

La biblioteca es uno de los mejores lugares para dejar volar la imaginación, por eso se aconseja empezar a visitarla ya desde pequeñitos. Escoged cuentos bien vistosos, con muchos colores y dibujos llamativos, que atrapen a los niños al abrir la primera pagina. Además, podemos aprovechar que aun no saben leer para inventar las historias más originales e increíbles que queráis. Puede que esta vez en lugar de poner a prueba a las princesas con un guisante, la historia sea la de un guisante tan duro que nadie podía chafarlo hasta que llegó la princesa más pesada del mundo. ¡Imaginación al poder!

Telas por todas partes

Con unos simples retales de telas de colores podemos estimular a tope la imaginación de nuestros pequeños. Colgad unas tiras del techo hasta el suelo y veréis como a los ojos de vuestros pequeños la habitación se convierte en un fabuloso bosque mágico, o atad una manta del sofá a la mesa y ¡menuda cabaña de indios! Los más pequeños se lo pasaran pipa jugando con retales más pequeños de telas brillantes o con estampados bien llamativos. El clásico juego de esconderse detrás de un pañuelo no defrauda nunca, y seguro que a ellos les encanta desaparecer por arte de magia con tan solo ponerse un trozo de tela en los ojos.

¡Que se haga la luz!

¿Habéis oído hablar de las mesas de luz? Es un recurso fantástico para bebés y niños más mayorcitos basado en la pedagogía Reggio Emilia que estimula el sentido de la vista como ningún otro. Podemos jugar en la mesa de luz con cualquier material translúcido, con siluetas, haciendo trasvases, dibujando con arena, etc. Es cuestión de dejar volar la imaginación para crear historias, juegos, o simplemente dejarse cautivar por el poder de la luz en medio de la oscuridad. Atención, papis, porque la mesa de luz suele gustar tanto a pequeños como a mayores 😉 Si no se dispone de una mesa de luz podemos simplemente encerrarnos en un cuarto a oscuras con linternas y filtros de colores, objetos luminosos o fluorescentes o jugar a las sombras chinas, ¡diversión y risas aseguradas!

Ya veis que para estimular la imaginación de nuestros pequeños no hace falta gastarse mucho dinero en juguetes, solamente tenemos que encontrar el material o recurso adecuado y siempre estar a su lado para observar su evolución y guiarlos en el camino. Y, ¿quién sabe? a lo mejor conseguimos estimular también un poco la nuestra, que mal no nos iría, ¿verdad? 😉

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Experiencia Bebé, SLU.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Arsys Internet SLU que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la Política de Privacidad y los Términos del Servicio de Google.